Llama la atención que en un país de frágil memoria sea tan popular
el lema de prohibido olvidar. En todo caso es de subrayar que la frase tiene muchas interpretaciones. Una
la que le dan quienes han optado por convertirse en menonitas de la política para estacionarse en el tiempo viviendo a perpetuidad
el atardecer de aquel 11 de abril de 2002 que uno vivió en primera fila, sabiendo que los "líderes" de la marcha se habían
esfumado, que se habían llevado las cámaras de la TV y que nada hicieron para evitar las muertes.
Espero que la Borbónica actitud de no olvidar pero tampoco aprender,
no signe las vidas de esas gentes que hoy militan en las fracciones más extremistas del gobierno y de la oposición y que llenas
de odio están dispuestas a quemar los restos de Venezuela con tal de pulverizar al adversario.
El problema sin embargo no son las intolerancias que siempre las ha
habido; sino más bien que la polarización gobierno oposición no trae otra cosa que no sea mucha pugna por el poder político
y ninguna solución a los reales problemas de Venezuela.
Esa es la mejor conclusión que se puede sacar de la trágica fecha que
fue el 11 A. Porque ni siquiera se podría exigir una investigación seria de los hechos en un país en el cual las instituciones
si bien existen no por ello funcionan; desde hace décadas.
A este respecto estamos de acuerdo en que ese coplero de los llanos
que es el Presidente y sus secuaces, han sido incapaces de plantear soluciones a una Venezuela cuya economía lleva décadas
de estancamiento. Una Nación en la que el único índice en alza es el de la pobreza. Donde a la corrupción de los últimos gobiernos
ahora le añadimos la de este, que en tal materia no tiene nada que envidiarle a nadie.
Eso es verdad, pero, ¿acaso el breve y fugitivo de Carmona Estanga
iba a solucionar algo más que los deseos de poder de su propia mini camarilla ojo, no es el único "líder" en dejar el pelero
y salir a espetaperro a un exilio que lo pone a resguardo de la Justicia o injusticia venezolana, -pero que también lo redimensiona
como vulgar oportunista- ¿Está Venezuela obligada a pendular entre la ineficaz desvergüenza de unos y la de los otros? No
lo creo!
Aprender de los errores
Por estos días hasta Luís Giusti coincide con lo que venimos diciendo
desde hace más de un año: Se confiesa ferviente hincha del Revocatorio.
A este respecto digo que a mi entender esta fecha era la que se debió
proponer, después del 11 A, no como especie de "batalla final", expresión que seguramente es del gusto de
las periodistas, locutores y ex petroleros ahora reconvertidos en factores de la política, sino como fecha sumamente importante,
para calibrar al gobierno, a mitad de período, como estima la Constitución.
Fecha en la cual debe mostrar su músculo una oposición segura de lo
que ella es, de lo que quiere y de lo que piensa hacer después que este gobierno sea cosa del pasado; porque de otra manera
ni podrá nuestra oposición llegar al poder ni mucho menos podremos comenzar a resolver los ingentes problemas del país.
Como saben los lectores no me gusta explicar a posteriori las razones
por la cuales no se dan unos pronósticos que más bien son deseos y parecen cartas al Niño Jesús.
Por ello insisto en que el opositor venezolano no debe inquietarse
porque se convoque el Revocatorio para una fecha posterior al 19 de Agosto.
Tampoco se debe hacer creer que es una catástrofe volver a recoger
las firmas que ya se recogieron en El Firmazo.
Todo indica que el gobierno debe perder este Revocatorio y que si bien
es cierto que eso solo significa la salida del Presidente más no del gobierno; no por ello la oposición sensata no
debe dejarse llevar, una vez más, por factores irresponsables cuyos jefes visibles confunden la realidad con los
deseos y que en no pocos casos responden a los apetitos de uno que otro millonario intoxicado con tanta película de James
Bond.
CNEscandálejo con los impugnados
Después de mucha pugna soterrada la Comisión de Postulaciones finalizó
su cometido y uno dice que los miembros "mataron al tigre y le tuvieron miedo al cuero". No era fácil el
trabajo de poner de acuerdo a todas las fracciones de la Asamblea Nacional. Sobre todo a la fracción del Partido de la Corrupción
que como se sabe cuenta con afiliados de todas las tendencias.
No nos engañemos: En la Venezuela de hoy sobra quien vea en el CNE
la posibilidad de meterse un billete como antes lo hicieron honorables miembros del extinto pero añorado CSE. La Comisión,
aún cuando les reconocemos el trabajo a sus miembros, no debió pasar a la Plenaria los nombres de postulados que fueron objetados
por la ciudadanía y que no descartaron las impugnaciones.
Jorge Dugarte fue el único que renunció cuando pierde el apoyo del
Presidente. Eso es cierto, pero, ¿y que hay de los demás impugnados? Luce ilegal que la Asamblea considere nombres de candidatos
rayados y esto irá hasta el TSJ. Deben quedar fuera los ex miembros del CNE y del CSE que están loquitos por
seguir pegados a la teta.
También las vacas sagradas de gobierno y oposición, quienes puestos
en tela de juicio por la ciudadanía se escondieron en pactos partidistas para continuar en juego.
Tampoco podemos olvidar los postulados por la ULA a quienes el Rector
acusa nada menos que de falsificarle la firma. Menudos candidatos para integrar este "Poder Moral".