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La rebelión de la plebe













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Entrevista con Alberto Mansueti, Abogado, Politólogo y Director Academico del Instituto de Libre Empresa del Perú.

"Chávez es apenas un síntoma del problema, que es la plebe; muy distinta del pueblo. El pueblo vive de su trabajo pero La plebe vive o aspira a vivir del trabajo ajeno (en latín plebs es distinto a populus, pues los romanos ya la conocían) esto no nada nuevo, el pueblo es trabajador; la plebe, predatoria".
















Mucha gente se confunde en Venezuela, y no me extraña que haya confusión aún mayor en el exterior, yo viví en este país por casi 30 años; y veo la realidad tal y como es, por lo demas muy parecida al resto de América, y eso porque ,gracias a Dios, no tengo anteojeras democráticas ni otras similares recuerda Mansueti. El problema de Venezuela no es Chávez; ni la falta de democracia, acota Mansueti. Ahí sobra democracia; y por eso mismo Chávez ganó cuanta elección o plebiscito hizo, afirma Mansueti.

Mansueti explica que Chávez es apenas un síntoma del problema, que es la plebe a la que define como distinta del pueblo. El pueblo vive de su trabajo pero La plebe vive o aspira a vivir del trabajo ajeno, esto sale del latín plebs distinto a populus; los romanos ya la conocían, esto no nada nuevo y por eso, afirma Mansueti, el pueblo es trabajador; la plebe, predatoria.

La verdad sobre Chávez

La plebe puede ser cruel y feroz, explica Mansueti, pero mentalmente es retardada, y muy ingenua: creyó la promesa de almuerzo gratis, repetida por la democracia desde 1958 en Venezuela. Y ya se impacientó de esperar, advierte. Algunos de ellos toman una pistola y salen a robar por sí mismos, mientras otros, más cobardes e hipócritas, reclaman que el Estado robe por ellos, dice Mansueti. No creen en el mandato bíblico de ganar el pan con el sudor de la frente, porque creen que todo contribuyente de impuestos debe pagar por lo que se les dijo son sus "derechos humanos" a la "salud y educación", vivienda, jubilación, empleo "garantizado" con "sueldo digno", etc. Y creen que la democracia es el medio para lograr todo lo que desean -y envidian-; y no el trabajo, el ahorro y la inversión, en una economía libre explica Mansueti.

La amarga verdad sobre Chávez, revela Mansueti, es que Chávez no creó a la plebe; ella es criatura exclusiva de la democracia. Y Chávez es un hábil manipulador, es un "tribuno popular", tal y como Fustel de Coulanges describió la figura en "La Cité Antique", porque si Chávez no hiciera su papel, otro lo haría. En el caso de Venezuela, explica Mansueti, desde 1958 la democracia no sólo le insufló el credo distribucionista a la masa, le "formó" también a sus cabecillas dirigentes, en las universidades marxistas, empezando por la Católica. Chávez mismo es un producto de la democracia, porque las academias militares no escaparon al adoctrinamiento marxista-leninista de aquellos demócratas, indica Mansueti.

Un jueves 11 de abril del 2002 los estatistas anti Chávez -civiles y militares- tomaron un par de cuarteles y el Palacio de Gobierno, mediante un golpe de mano ("de Estado" es mucho decir para tamaña bufonada, afirma Mansueti); y a punta de pistola llevaron al tipo a una isla semidesierta, creyendo así resolver, o mejor escapar, del problema, recuerda Mansueti. El 12, la plebe enfurecida tomó las calles, rompió vitrinas y saqueó los comercios, exigiendo perentoriamente la reposición de su líder con lo que Los golpistas repentinamente se asustaron; y trajeron a Chávez de vuelta al día siguiente, sábado 13 cuando casi le piden disculpas, ironiza Mansueti. Y él los ha tratado con bastante gentileza -hay que decirlo-, que ellos no agradecen; en Cuba u otro país no hubiesen contado el cuento, indica Mansueti.

Yo nací en Argentina, explica Mansueti, años después del 17 de Octubre de 1945, cuando la plebe recuperó a su Perón, también preso en esos días, en otra isla semidesierta, y agrega: ¡A más de medio siglo vi en Venezuela idéntico episodio!

Libertad no es democracia

A diferencia de la mayoría de los liberales, yo no confundo libertad con democracia, aclara Mansueti. Son distintas, afirma; y casi incompatibles. Democracia es Gobierno mayoritario, y libertad es Gobierno limitado, define Mansueti. Gobierno mayoritario es lo hay en Venezuela; a diferencia del Chile de Pinochet, por ej. cuando los chilenos debieron suspender su democracia para rescatar su libertad, que comenzaron a perder otra vez, ya de nuevo democráticos, explica Mansueti.

Quizá la libertad ya no se recupere en nuestra América, declara Mansueti, porque a todos los demócratas, incluyendo ciertos liberales, les ha dado ahora una altísima fiebre por la democracia, y ya deliran por la democracia directa: referendum, "participación" de la "sociedad civil" y otros disparates por el estilo. Ahora, acusa Mansueti, aborrecen de los partidos políticos, y de otras instituciones, que toman por "excrecencias" de la "democracia representativa". Pero sin un partido que nos represente, aclara Mansueti, y que ponga sus límites a la democracia, los creadores de riqueza -y en consecuencia, los verdaderos liberales, sean o no concientes de ello, explica-, no podemos quitarnos la tiranía mayoritaria que nos esclaviza y roba.

El error fatal

Conozco a los liberales de toda Latinoamérica; porque somos muy poquitos, pero para nuestra causa, lo más lamentable no es la pequeñez del número, sino el despiste, la falta de claridad y coherencia, sacrificadas en el altar de lo que sea "políticamente correcto",afirma Mansueti. Lo fatal es que no entiendan que la libertad es indivisible, e inseparable de una visión realista y objetiva del mundo y la vida, de la persona individual y la sociedad, de la economía y la política, etc. porque que esa visión no puede descomponerse en compartimentos, indica Mansueti. Desdichadamente, diagnostica Mansueti, la mayoría de esa minoría liberal valga la expresión, acota-, padece terribles confusiones conceptuales, algunas particularmente incapacitantes para la causa liberal:

Lo primero, afirma Mansueti es que tienen el liberalismo por compatible con cualquier sistema de creencias sobre el individuo, la mente y la realidad. Y muy específicamente, aclara Mansueti, con creencias filosófico-religiosas idealistas o materialistas radicales, agnósticas y escépticas, empiricistas o cartesianistas extremas, relativistas, panteístas, gnosticistas, o de otra forma contrarias al realismo metafísico y epistemológico, telón de fondo y marco propio del liberalismo. En los 60 y 70 este tipo de creencias se difundió en todo el mundo, afectando incluso al pequeño resto de economistas e intelectuales liberales que quedaban de la II Posguerra y sus "milagros económicos", dice Mansueti. En Mayo del 68 esta tendencia hizo clímax; y la causa de la libertad perdió, indica. Von Mises -que estaba claro- ya no fue a las reuniones de la Sociedad Mont Pelerin, agrega Mansueti.

Por ahí se empieza, pero no se termina, afirma Mansueti. Si Ud. ha caído en el error de tener al liberalismo como compatible con cualquier cosmovisión (visión del mundo y de la vida, aclara), pronto caerá en otros, agrega Mansueti. Lo siguiente, indica Mansueti, fue predicar un estrecho liberalismo productivo, y tenerlo por compatible con cualquier creencia sobre la economía, el hombre y la sociedad, lo que no es mas que creer que se puede ser libremercadista para la producción de los bienes y servicios llamados "económicos"; y a la vez estatista en cuanto a moneda. O ser liberal en economía y ser socialista en "educación y salud públicas"; o liberal económico y antiliberal en sociología y derecho (positivista), y/o en sicología (determinista), agrega Mansueti.

Lo tercero, afirma Mansueti, fue tener al liberalismo económico por compatible con cualquier creencia y sistema político; en particular la democracia y por este trágico error, en Cuba y Venezuela, como antes en Nicaragua, todo estatista circunstancialmente opuesto al dictador de turno, cuenta con el apoyo de los amigos de la libertad.

Mansueti afirma que tales errores que provienen de creer que el liberalismo es una doctrina referida al reino de lo económico exclusivamente, y que puede pegarse con cualquier otra doctrina, relativa a cualesquiera otros aspectos de la realidad.

Si yo fuera un Friedrich Hayek escribiría un libro sobre esto; y lo titularía The fatal mistake agrega Mansueti.

La coherencia indispensable

Mansueti explica que los sistemas sociales han de ser coherentes, y una economía no dura libre mientras no lo sean la educación, la medicina, la religión, la política, etc. ... y viceversa. Pero, aclara Mansueti, en el individuo tampoco dura la llamada "disonancia cognitiva"; las creencias de las personas deben ser no contradictorias para que puedan sostenerse. Los filósofos realistas ya habían dicho que la realidad no se contradice, y por eso la mente sana aborrece la contradicción, recuerda Mansueti. Por eso mientras más pequeño y circunscrito sea el campo donde Ud. valoriza su libertad, tarde o temprano dejará de apreciarla, advierte Mansueti. Si su confianza en la libertad se halla desintegrada y desconectada del resto de sus creencias, experimentará Ud. una disonancia, es decir, una contradicción, y deberá resolverla, aclara Mansueti. Entonces Ud. eliminará la contradicción,¡de un modo u otro! Y eso ha ocurrido a los poquitos liberales en Venezuela y América: los liberales inconsistentes han dejado de serlo, y sólo los liberales consistentes duramos liberales, concluye Mansueti.

Como todo problema, el de la plebe se resolverá sólo cuando sea admitido y reconocido, como tal, y por consiguiente tratado con su remedio propio, afirma Mansueti. Cuál es esa curación, se pregunta Mansueti, para responderse que es un partido liberal, que vaya devolviendo al pueblo su conciencia de pueblo, y recuperando poco a poco también a la plebe; y agrega que la solución al problema no es la pistola, pero tampoco el voto, sino el realismo; es la razón, enfatiza. Pero, afirma Mansueti, mientras se siga en "negación" que no es sino escapismo, la enfermedad de Venezuela sólo empeorara. ¡Y cuidado, porque es contagiosa! Advierte finalmente Mansueti.
















P/GRG.

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