3erPolo
¿Gobierno abastero?, que riñones...
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No es la primera vez que mandatarios
insensatos, ignorantes o corruptos ponen al Estado venezolano a llevar a cabo funciones que le son impropias, como esa de
importador y bodeguero. A ese respecto ni original es el gobierno de Hugo Chávez. Ya le habían señalado el camino
al primer coplero del país sus antecesores Marcos Pérez Jiménez, C. A. Pérez I, Luís Herrera, Jaime Lusinchi y hasta el doctor
Caldera. ¿Son funciones propias de un gobierno importar alimentos, tractores, materias primas, comprar café y cacao, administrar
bancos, cancelar obituarios y una interminable lista de etcétera a las que podríamos añadir los semanarios que por cuenta
del "proceso" produce Ignacio Ramonet? ¿Qué tenía que ver el Corpomercadeo
de adecos y copeyanos o esta rimbombante Oficina de compras recién inaugurada en Maracay con el monopolio legal de la coerción
contra los verdaderos crímenes que deben ejercer los Estados -función propia que por cierto el Estado venezolano dejó de ejercer
hace décadas-, con la administración de Justicia o la construcción de verdaderas obras públicas? ¡Nada! NUEVOS OLIGARCAS El resultado es previsible y no
se necesita ser Hermes El Iluminado para conocerlo de antemano: Por paradójico que parezca tendremos nuevos oligarcas salidos
de esta Oficina recién inaugurada, y nada más, porque las bolsas de arroz, de harina de maíz, de espaguetis y demás comestibles
regulados no pasarán de ser un pequeño respiro en este inmenso mar de miseria que es el más visible logro después de cuatro
años y dele de un estatismo que supera todo lo visto desde la muerte del general J. V. Gómez. IGUALITO A PÁEZ El clientelismo político, porque
eso es lo que inauguró Chávez en Maracay, nace en Venezuela con la República, cuando el general Páez comenzó a regalar entre
sus conmilitones tierras que tenían dueños. De manera que me parece una tontería
esa manía que de su jefe han cogido los tinterillos gobierneros en el sentido de marcar diferencias con las tercera y cuarta
repúblicas cuando el ADN de esta "revolución" es el mismo de otros fiascos anteriores. Si el cantante mexicano Juan Gabriel
compilara las corruptas andanzas de los gobiernos venezolanos, desde el general Paéz hasta el comandante Chávez, bien podría
ser contratado para escribir la segunda parte de su éxito "Te pareces tanto a mí". En serio, ¿qué puede diferenciar
la inauguración de Maracay de los anuncios que hacían C.A. Pérez, Luis Herrera, Lusinchi, Caldera y hasta el general Pérez
Jiménez -muy alabado por Chávez- cuando cada uno de esos presidentes puso al Estado venezolano a cumplir funciones impropias
en un país en el que la economía está tan intervenida e ineficiente como en la vieja
URSS? ¿Qué diferencia puede haber entre
el panglosiano optimismo de Hugo Chávez durante su cadena nacional de Maracay y el mismo sentimiento que ya vimos con los
presidentes de la cuarta cuando anunciaban compras o préstamos faraónicos asegurando que por esa vía el país ingresaría al
Primer Mundo? Venezuela no saldrá del subdesarrollo
y la miseria mientras no acabemos con estatismo empobrecedor, ineficaz y esclavizante que ha servido para que medren y prosperen
toda clase de pillos y pillastres quienes disfrazados de políticos, de empresarios y benefactores de la sociedad, han prosperado
mientras el país se hunde. Para ello es necesario llevar a
la práctica un programa de gobierno que comience a meter en cintura al Estado. Tal programa debe ser apoyado por
amplias mayorías de venezolanos productivos. Debe ser excluyente de los parásitos,
sean estos políticos, empresarios o supuestos aprendices de Ghandy salidos de la sociedad civil. ¡Quien quiera
vivir sin trabajar y a costillas de los impuestos que nos cobran debe quedar de lado! Por cierto, hay que observar bien
a los empresarios que en diciembre azuzaban a la gente para marchar contra el gobierno y que ahora intentan que los tomen
en cuenta en el programa de compras de Hugo Chávez, ojo con ellos porque por esta vía se refuerzan los errores. Tal programa en lo político debe
limitar al Estado venezolano a cumplir sus funciones propias, en lo económico la norma no debe ser otra que mercados libres
para la gran empresa y también para el buhonero-, y en lo social instituciones de la gente independientes del poder de la
politiquería. De otra manera seguiremos cayendo,
hundidos cada vez más en la miseria y el degredo.
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