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Duélale a quien le duela: El mercado se impone













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Por Domingo Alberto Rangel M.
















Por estos días el país parece una inmensa caja de Pandora cuya tapa fue abierta durante el paro petrolero y debido a ello los venezolanos vemos y escuchamos cosas inauditas, dignas de ser glosadas por los escritores del realismo mágico.
Me refiero a las predicciones catastróficas que han puesto de moda a partir del pasado diciembre y que tienen tantos practicantes entre los aficionados a hacer comentarios políticos que poniéndole reglas quien sabe si podrían desplazar al béisbol como deporte nacional.
 
¡Andaremos en burro!
 
Primero fue la gasolina cuya existencia para esta fecha debería ser un recuerdo lejano porque según las Casandras criollas en Venezuela a desde enero solo quedaría para los vehículos oficiales y el resto de los mortales supuestamente tendrían que trasladarse en burro.
Por lo pronto digamos que PDVSA con todas sus fallas exporta gasolina y hasta tienen cuatro buques tanque en el Caribe, llenos de nafta, por si acaso.
Ahora el tema de estos falsos profetas es la escasez de alimentos. Cuando no son los huevos es la harina de maíz o la pasta.
La realidad, sin que el país tenga los inventarios que había en tiempos mejores, desmiente a los catastróficos pronosticadores sin que por ello se inmuten estos aprendices de Hermes "El Iluminado", porque para el mes entrante inventarán algo nuevo y dirán por ejemplo que faltan las bujías o el papel tualé.
Lo cierto es que tanto pronóstico catastrófico y tanta predicción equivocada nos tienen "la piedra afuera" para decirlo con lenguaje popular.
 
No convencen ni los unos ni los otros
 
Seamos serios.
El actual gobierno es y será un desastre porque su modelo es el fidelato cubano, porque sus ideas alejan la inversión y porque con semejante brújula merma la producción de riqueza que viene a ser la única forma de mejorar los niveles de vida de este pueblo.
Eso es verdad y por ello aumenta el desempleo y la carestía, por ejemplo. Pero también es cierto que tampoco convence una oposición cuyo único mérito pareciera ser la paciencia de escuchar completo el "Aló, Presidente" para salir los lunes a decir que todo es mentira.
No puede convencer una oposición que luce masoquista, al menos en tanto y cuanto mientras más difícil se le ponga la vida al venezolano común y silvestre pareciera que más gozan sus calificados exponentes.
Con esa filosofía negativa y reactiva no se maneja ni una jefatura civil salvo que adoptemos el lema de los chavistas: "¡Quítate tu, para ponerme yo!".
 
Nuevos empresarios
 
Por más que no lo quieran ni el Presidente ni algunos escuálidos que han abrazado la fe milenarista y que ahora se regodean en pronosticar catástrofes desde sus columnas de prensa o programas mediáticos, por más que les horrorice la libertad; lo cierto es que el mercado y su lógica se imponen y nuevos empresarios importan vía Colombia y Brasil lo que antes se traía de Miami.
Mientras algunos dueños de negocios, aparentemente acostumbrados a seguir la partitura que les escriben los gobiernos intervencionistas que hemos tenido en Venezuela, son incapaces de otra cosa que no sea berrear ante CADIVI para pedir dólares; mientras eso sucede, hay otros capitalistas que se dejan de tonterías y cambian bolívares por pesos colombianos o por moneda brasileña -a precio libre- y salen a importar lo que a duras penas exige un mercado venido a menos como el nuestro.
Por cierto que hablando de "pedir dólares a CADIVI", vaya usted a saber si estos empresarios llorones piden lo necesario o "algo más"; porque en una economía intervenida por la politiquería como es hoy día la de Hugo Chávez, pero como era la que se arreglaron para dirigir personajes como Lusinchi, Luís Herrera, Caldera y C. A. Pérez; con ese tipo de "economía" es más negocio conseguir dólares "regulados" que fabricar productos para el mercado. Pero volviendo a los nuevos empresarios que arriesgan su capital trayendo productos de Colombia y Brasil, volviendo a ese punto diremos que gracias a la acción de estos emprendedores ni hay tanta escasez ni pegan una los atolondrados pronosticadores de catástrofes quienes aparentemente creen ser merecedores de la confianza popular debido a la mala fortuna que anuncian.
En verdad Catástrofe con mayúscula es este gobierno enemigo de la libertad; pero también lo sería un gobiernito formado con estos adivinos de pacotilla.
Por ello y con mayor razón se necesita en Venezuela formar un Tercer Polo.
















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